25 ago 2011

Nos toca, chicas: "¡¡¡Porque lo digo yo y punto!!!"

Hola de nuevo,

Pasaba por aquí y he decidido ser consecuente con mis propias palabras. Bien, hoy voy a desvelar algunos intríngulis del hecho de ser mujer (no muchos, tampoco es plan de mostrar demasiado armamento...)

Vale, la cosa puede ser más o menos compleja en función de las circunstancias que rodean a la "susodicha". Hay varios criterios que pueden condicionar el comportamiento base de una mujer:

  • Pareja: puedes tener a tu lado una pareja que te haga la vida superfácil (un payo-Balay) o tener al Homer Simpson de turno (ésto último abunda más, me temo...)
                             
  • Padres: oscilan entre controladores (llamadas persecutorias, tupper's obligatorios, visitas imprevistas, etc.) o hippies (de los que creen que "te fuiste de casa, anda con Dios..."). 
                                   

  • Hijos: como todo el mundo sabe, pueden ser auténticas balsas de aceite o la reencarnación de Damien/Stewie.

                     


Como es lógico, no son los únicos agentes participantes, hay más aspectos que influyen en el estado de ánimo de una mujer (y que todo hombre debería saber identificar ipso-facto). Por no extenderme demasiado, voy a comentar sólo algunos.

Atención, chicos, esto es importante: cuando una mujer tiene mucha hambre, no molestéis mucho, hablad poco (es mejor incluso, no respirar ni mirar) y no se os ocurra exigirle nada hasta que haya comido. Con el estómago lleno, las cosas se ven de otro color (mientras a los chicos les da por dormirse, nosotras pasamos a modo ON).

Estamos preparadas para la multitarea. Esto lo habréis oído en mil sitios (cuidado, que los chicos también, pero -salvo excepciones- lo tienen en modo OFF por defecto). Este hecho hace que nos sintamos "explotadas" involuntariamente, de forma que parece que sómos las únicas que sabemos lidiar con Hacienda, hacer la compra, limpiar vómitos, sufrir por llegar tarde al trabajo y hacer 3 comidas al día sin liarla más que Michael Dougals en "Un día de Furia". 

También puede ser verdad que somos pelín cabezonas. Esto puede ir unido al signo del zodíaco de cada una (oye, que alguien puede creer en eso...) pero, en mi humilde opinión, yo creo que se debe a que simplemente cuando queremos algo, sabemos cómo conseguirlo. Lo malo es que a veces fallamos en la elección de la técnica adecuada. Hay muchas, como ronronear, hacer un dribbling, utilizar la "teoría sustitutiva" (otro día profundizo), lloriquear, pedirlo porfa-please o, directamente, sacar el látigo. En la técnica está la clave... y ahí podemos meter la gamba...

Y con éste previo, puedo pasar a justificar mi teoría: tras todo este esfuerzo realizado (intentar comer agusto y hacer de navaja suiza continua) es cuando nos surge el capricho.

Hay muchas formas de Capricho: de tipo visita (a su madre, al Ikea, a hacer la compra del mes...), compra (joyitas, ropa, música, etc), tarea (no quiero hacer la cena, cómete el pollo, hora del baño...), etc. Pero cuando nace ésta necesidad, la plantea y recibe reacciones de tipo: mala cara, "no quiero, mamá", "mmm, eso ya lo sabía yo", "te lo dije", "no!, otra vez no..." o simplemente preguntan "Pero... ¿porquéeéeéeé?" (con entonación lloricosa)... ahí es donde sacamos el látigo y la frase que da pie a mi teoría:

¡¡¡PORQUE LO DIGO YO Y PUNTO!!!!!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario